martes, 17 de julio de 2012

Crónicas de Broadway 6: Los hombres de Evita


Ricky Martin y Michael Cerveris son Che y Perón en el musical

Los intérpretes que acompañan a Elena Roger hablan de su trabajo y de su introducción a la política argentina


Por Pablo Gorlero

Ricky Martin en el cuadro "The New Argentina"

NUEVA YORK.- El hecho de que una argentina esté protagonizando una obra sobre episodios de la historia argentina fue vital en el desarrollo y la concepción del nuevo revival más exitoso de Broadway. Eso hizo que el lazo entre Elena Roger y sus compañeros en Evita haya sido especialmente fuerte. Sobre todo con Ricky Martin y Michael Cerveris, quienes interpretan a Che y a Perón, respectivamente.
Elena Roger y Ricky Martin
El puertorriqueño expresa una y mil veces la importancia de contar una historia latinoamericana en los Estados Unidos, en tanto Cerveris hasta viajó a Buenos Aires para documentarse debidamente. El aporte conjunto logró que se realicen bastantes cambios a la propuesta original de Tim Rice -con música de Andrew Lloyd-Webber-, como la incorporación (sutil) del mensaje sobre el voto femenino, o el viraje en el sentido de algunas escenas, sobre todo, aquellas en las que están en escena Evita y Perón.

 Cambio de vida

Ricky Martin ya vivió un tiempo en Nueva York cuando finalizó su etapa del grupo juvenil Menudo. Ahora, aunque posee dos departamentos en Manhattan, prefirió alquilar uno en la exclusiva zona del Upper East Side. Como padre de familia prefirió un espacio mayor (348,2 metros cuadrados), con cinco habitaciones, cinco baños y un enorme living comedor, en un edificio ecológico. Se dice que por él paga 32.500 dólares mensuales. Aunque su forma de vida habitual es entre las playas y el sol, la propuesta de residir un tiempo en Manhattan sin agenda de conciertos era ideal para un estilo de vida que necesitaba. Ese gran departamento, con ventanales de pared a pared y grandiosa vista de la ciudad, es ideal para vivir con sus gemelos y su pareja, Carlos González. Ya pasada la vorágine de ensayos y compromisos de prensa, hacer una o dos funciones diarias le garantiza pasar casi todo el día con su familia. La fórmula ideal. A su vez, para los productores de la obra, Ricky era el intérprete ideal también. Cada noche, la calle 45, entre Broadway y la 8» avenida, está prácticamente cortada al tránsito por los cientos de fanáticos que se agolpan en la puerta de salida del Marquis Theatre, donde sube a escena Evita .
"Tuve un cambio radical en mi vida. Física, emocional y espiritualmente. He experimentado emociones que nunca antes sentí sobre un escenario. Me siento mucho más cómodo de estar diariamente ahí buscándome como actor. Ese proceso de creación ha sido fascinante", explica Ricky y cuenta con orgullo a LA NACION que sus hijos Matteo y Valentino ya disfrutaron la obra. "Esto es un regalo que me ha dado la vida: algo estable que me permite estar mucho tiempo más con mi familia. Imagínate que aquí no hay rutina. Esta etapa es ideal para dedicarla a mis niños. Son seis horas diarias que tengo con el trabajo, y el resto de mi día es para dormir y estar con ellos. Me vienen a visitar al teatro, almorzamos juntos y nos vamos a dormir al mismo tiempo, un poco más tarde de lo que duermen los niños de su edad. Por lo menos hasta que empiecen su escuela es válido. Somos una familia y voy a todos lados con mis niños", agrega.
En 1996 interpretó durante algunos meses el papel de Marius, en Los miserables . Para él es especial verse nuevamente mezclado entre tanto talento. "Broadway es un viaje maravilloso. Estás rodeado de mucha gente maravillosa que te hace aprender. Estoy aquí para eso. La comunidad de Broadway es muy respetable, entonces hay que estar a su altura. Recibo esto con los brazos abiertos, al lado de grandes actores, directores y coreógrafos que me regalan su sabiduría. Estoy muy agradecido."
Del mismo modo, es muy generoso en lo particular, cuando se refiere a su compañera, Elena Roger. "Ella es una diosa, es mágica, es mi maestra. Tiene muchos años en el teatro y es muy generosa. Te regala su arte y tú tienes que absorber lo que ella te puede regalar: nada menos que su experiencia, que es muchísima. Piensa que hizo una carrera brillante, solita, allá en Londres, además de todo lo que antes hizo en la Argentina. Ella es mi Eva. Mi única Eva."

Aunque él afirma que "todo puede cambiar", tiene contrato en la obra hasta enero. El éxito que tieneEvita desde su estreno augura que, probablemente, su contrato sea extendido. "Estoy feliz y más adelante se verá. Esto es una celebración bien grande para Iberoamérica y todos los hispanohablantes porque se está hablando de alguien que creó un tremendo impacto social, un símbolo latinoamericano", comenta convencido, a la vez que admite conocer las "licencias" históricas de este musical y los sentimientos encontrados que causa en los argentinos que concurren a verlo. "Mira, soy consciente de lo que esta obra causa en los argentinos. Sé muy bien qué pasa. Qué te puedo decir... se me ha dado la oportunidad de narrar esta historia según los ojos de Lloyd-Webber y Tim Rice. Yo estoy feliz de esta oportunidad, como cualquier actor. Lo que puedo decirte es que lo hago con mucho respeto ante todo. Me siento encantado de narrar la historia de Eva Perón y poder educar un poco sobre lo que fue su misión."
¿Teatro o conciertos? La tranquilidad y el mejor manejo de los tiempos, por ahora, hacen que Ricky opte por lo primero. Muy diferente a lo que viene haciendo desde hace años. "Siento que es como si cerrara un ciclo bien intenso y que me hace pisar bien sólido, de una manera u otra. Me atrevería a decir que, al comienzo de mi carrera, empecé con una agrupación de niños que, para mí, fue muy teatral. Si tuviera que comparar el teatro con los recitales te diría que es otro monstruo. Las emociones son diferentes. De todos modos, Che fue escrito originalmente para una estrella de rock", concluye.

Michael Cerveris, como Juan Perón
Rigurosidad histórica
En septiembre del año pasado, Michael Cerveris fue invitado por la revista Vanity Fair para visitar Buenos Aires, al confirmar que sería el encargado de personificar a Perón. El actor que en Broadway protagonizó musicales como Tommy, Titanic, Assassins, Sweeney Todd LoveMusik , y obras de texto como Hedda Gabler, In the Next Room Cymbeline, apenas llegó al país comenzó una ardua investigación y búsqueda de datos que le permitieron conocer a fondo el peronismo y ahora es casi un experto en ese movimiento político.

Michael Cerveris y Elena Roger, en "You Must Love Me"
 Entrar a su camarín del Marquis es como llegar a una unidad básica. En su puerta hay una bandera del Partido Justicialista, con las efigies de Perón y Evita. Adentro, hay cuadros, fotos y banderas en cada pared o mueble de esa especie de monoambientes que son los camarines de las figuras en Broadway. Sobre su mesa de maquillaje también hay fotos, mates, documentos varios y hasta un carné de afiliación, que le regaló un militante histórico. En su biblioteca, además de una colección de vinos argentinos, tiene decenas de libros sobre Perón, una colección de discursos y múltiples DVD. Sobre el piso, también decenas de discos de vinilo y pasta de tango y todo tipo de música argentina.
Parte de los cambios que se le han hecho a la obra, con respecto a la versión original de 1979 e incluso a la reciente puesta de Londres, se realizaron gracias a Cerveris.
Michael Cerveris, como Perón

-¿Sabías algo de toda esta historia antes de Evita ?
-Muy poquito. Casi todo lo que sabía era por la obra, que, por cierto, no pinta un buen cuadro sobre el peronismo, no es un buen balance. Todo cambió cuando viajé a Buenos Aires, ciudad que me encantó. Elena fue una perfecta anfitriona allí. Me llevó a pasear, conocí las milongas y hasta fui a Lanús a ver un partido Boca-Lanús, en el que salió victorioso Boca. También coincidimos con Ricky, que estaba en la ciudad para dar un concierto. Fui a la Recoleta, al Museo Evita y pasé cinco horas en el Instituto Peronista, donde me hablaron mucho sobre la historia argentina, su política, Perón y Evita. Obviamente, con la interpretación peronista del tema. Pero fue muy interesante porque me mostraron documentos originales y se me abrieron los ojos. Entendí mejor lo que se creía en aquel entonces y cómo Perón creía en lo que estaba haciendo. Esa perspectiva, que me fue ajena en los Estados Unidos, fue muy valiosa para mí. Hubiera sido aburrido encarnar sólo el personaje de un dictador, tal como lo señalaba la obra. Porque nadie es simplemente malvado. Incluso quien hizo cosas malas, las hizo por razones que creyó buenas. Entonces, como actor me sirvió conocer mejor lo que Perón creía e hizo, más allá de que el director o el autor me presenten otro costado. Por eso, Elena y yo trabajamos duro en algunas cuestiones y convicciones que tenía la obra sobre los personajes. No es que hayamos querido traer un dogma político, pero yo supe mejor que era una historia más compleja e interesante y que contenía muchas más preguntas que respuestas.
-¿Y pudiste entender al peronismo?
-Sí... Creo que tuvo muchas cosas buenas. Claro que algunos métodos con los que se lograron son cuestionables. Pero, por otro lado, los beneficios a las clases trabajadoras, a las mujeres y a los pobres no pueden negar el progreso social que hizo el movimiento. Son todas cosas que me simpatizan y en las que yo también creo. Se trata del rol del gobierno de cuidar a las personas. En este país, el argumento conservador es que si cuidás la economía y el negocio, las personas se beneficiarán a sí mismas. Y no es lo que parece que ocurra. Claro que hubo complicaciones y cierta parte negativa sobre cómo se consiguieron esos logros, tal vez limitando cierta libertad individual. Son cuestiones complicadas.
-¿Y cómo se mueve un actor ante esta perspectiva?
-Es muy difícil cuando hacés una versión ficticia de hechos históricos, porque para contar una historia en el escenario necesitás simplificar algunas cosas. Y cuando empezás a simplificar, elegís. Eso significa eliminar algunos hechos y hacer foco en otros. De todos modos, la obra no es ni Juan Perón ni Evita y Perón, el foco es Evita. Mi personaje es sólo una parte. Muchas veces encontramos hechos en la obra que no encajaban en la historia real. Pero supimos que no podríamos cambiarlo. Pero como actor, hay cosas que pueden modificarse de acuerdo con la forma en que decís una línea. Por ejemplo, en el original, durante el cuadro "She is a Diamond", Perón canta sobre las cosas que prometieron hacer y no hicieron, con mucho desinterés en eso. Yo elegí cantarlas creyendo fehacientemente en esas cosas que prometía hacer. Necesitaba hacerlo así porque creo que así fue.
-¿Lograron hacer más cambios?
-Sí, especialmente en ciertos aspectos de la historia de amor. Para mí, el lazo fue verdadero. Cuando veo los documentos de la época, en los que ambos están trabajando públicamente, como personas comunes, no me parecía que actuaran amor para una cámara. Siempre vi personas que realmente estaban conectadas y se amaban. No creo que haya sido de la forma en que la obra, por momentos, lo cuenta. Ella puede haber visto el camino hacia la cima o él puede haberla visto a ella como una herramienta para sus fines, pero no es toda la historia. Y todo eso también lo sé por Elena y por el amor que vi que la gente en la Argentina siente por Eva. Elena nos presentó su mirada porque, lógicamente, necesitaba una visión diferente de cómo su país está representado. Vi a la Argentina a través de sus ojos y, luego de mi viaje, quise traer eso, que no era lo que estaba exactamente escrito. Trajimos todo lo que rodea ese trabajo.
-Tu personaje es el más distinto de la versión original. Más sensible y menos especulador.
-Sí. No sé si ésta es la verdad histórica, pero tuve la evidencia suficiente. Es más humano. Para mí es más interesante para actuar no basarme estrictamente en lo que fue escrito. Mi personaje no siempre está en escena hablando, entonces tenés que encontrar otros caminos. El momento en que ella canta "You Must Love Me" es un desafío enorme para mí porque no digo una sola palabra. Pero Elena es una actriz brillante y, aunque no tengas diálogo, te otorga mucho para sentir. El grito que pega Perón sobre el final de ese momento no está en el libro. Es una forma que tengo de decirle al público que, detrás de un presidente, hay un tipo.
-¿Se discutió mucho al respecto?
-Sí. Tuvimos muchas conversaciones sobre eso. Michael Grandage, el director, estuvo muy interesado en saber todo lo que se contradecía con el libro original. En algunos casos incorporamos cosas nuevas, en otros nos decía: "Chicos, esto es muy interesante, pero bueno, así es como está escrito". Siempre él escuchó y estuvo atento a la posibilidad de poder incluir nueva información. Te cuento algo más: ya había pasado más de un mes de ensayos. En la escena del último discurso, Evita usaba silla de ruedas y dos enfermeras la sostenían al ponerse de pie. Pero conozco documentos que afirman que ella le dijo a Perón: "Sosteneme, no me dejes caer". Y vi las fotos de Perón donde la está sosteniendo. Es una imagen muy fuerte. Es el presidente y sostiene a su mujer. Entonces así lo hicimos.


 El camarín de Michael Cerveris, actor que interpreta a Perón, está repleto de libros, discos, fotos y documentos históricos del movimiento peronista, además de mates, vinos, recuerdos de la Argentina y hasta un peluche del Che.




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