sábado, 16 de agosto de 2008

Por amor a Rent


Anthony Rapp y Andrés Bagg, el Mark estadounidense y el porteño (izq.); y todo el equipo de Rent, con Rapp en el centro, en ocasión de su visita (der.)

Columna de opinión publicada en el diario La Nación el domingo 10 de agosto de 2008; más algunos agregados.

Opinión
"No hay más que hoy": cosa de tribu bohemia

Por Pablo Gorlero


"¿Qué le pasa a la gente?", pregunta un espectador que, evidentemente, no entró en código. Es que estar "a tono", "en la onda", entrar en ese "código" de bohemia-marginalidad-romanticismo es fundamental en Rent. El hombre (de unos sesenta y pico) se refería al griterío que se arma en la función de Rent cuando hace su entrada el personaje Angel, una atípica drag queen "de abajo". Era de esperar. Rent es de esas obras que generan fanáticos, de esos que no dejan de ser teatreros, pero que crean muchos climas de recital de rock. Sí, es verdad, muchos musicales logran fanatismos, pero el espíritu de esta obra genera algo diferente. Tal vez, por su historia, por su gestación, por su temática, por algo parecido a lo que ocurría en los años 60 y 70 (y sigue ocurriendo) con Hair y The Rocky Horror Show .
Rent es protesta, pero a su vez, consigue transmitir toda la sensibilidad que su autor puso en palabras y en una partitura exquisita en acordes de rock, pop y baladas que le hacen un tacle a la sensiblería para meterse en el alma. Es una obra de época, ambientada a fines de los años 80 y principios de los 90, con reflexiones sobre el amor en cualquiera de sus formas, sobre el valor o no que se le puede dar a la vida cuando se palpa el ocaso, y la desesperación de aquel sensible, bohemio, que está en el fondo y es allí donde decide si se queda o se desangra en las paredes para subir. Todo eso, además de un libro exquisitamente articulado (que valió un Pulitzer) y una dramaturgia donde se cumple en todo momento esa regla a lo Sondheim o a lo Fosse de que el canto está justificado porque el alma del personaje no podría decir eso de otra manera, genera lágrimas, sacudones en el pecho y un perdón piadoso por una escena final tan cursi y naíf. ¿Cuál es la magia? Eso: magia, mística, comunión.
Se vio más que nunca en la función de anteanoche, con Anthony Rapp presente. Y ésa es la otra particularidad que tienen estas obras mencionadas. Sus actores se vuelven fans. Esa tribu de Hair, es la misma tribu de Rent. Se palpa en el escenario del Konex también. Hay una comunión que provoca, que llega y conmueve. Tanto que a Rapp las lágrimas comenzaron a brotarle apenas comenzó el segundo acto.


La Ciudad Cultural Konex es el lugar ideal, el sitio perfecto para hacer Rent. Tanto que Anthony Rapp tuvo mucha razón cuando dijo que "Jonathan Larson estaría orgulloso de esta versión". El lugar tiene tanta sofisticación como marginalidad, tanto arte como pasión. Con todas las fallas de sonido que muchos podrán argumentar, ese ámbito, con el toque visual-artístico-escenográfico de Facundo Lozano y Ana Repetto, es el agua perfecta para que naden Roger, Mark, Mimi y los demás. Y si la presencia de Adam Pascal y Anthony Rapp, en Broadway, impactan; el talento de Wilson Jermaine Heredia, también del montaje original, deja ver a un Angel que parece insuperable; y el dúo potente que conforman Idina Menzel y Tracie Thoms en la versión cinematográfica, pone la piel de gallina... Pero los integrantes del elenco local, uno por uno, ponen ese coraje que necesita el integrante de la tribu de Rent.

Andrés Bagg da cátedra de lo que debe ser un actor (a-c-t-o-r) de musical, como Mark, más ocupado de su criatura, de su individuo y de sus problemas, que de la prolijidad vocal; y esas interpretaciones son las que dejan marca en el espectador teatrero. Florencia Otero compone a una Mimi que no deja de sorprender: con desparpajo, soltura, y con la misma cuota de erotismo que de sensibilidad. Pablo Sultani vuelve a dejar en claro que hace lo que quiere con la voz, sabe muy bien qué está diciendo en lenguaje cantado y, de esta forma, conmueve. Angel Hernández parece haber nacido para hacer de Angel: es el gran descubrimiento en este montaje, talento de alto voltaje, pero medido. Laura Conforte se ganó por fin ese protagónico tan merecido, como una Maureen que logra que no vuele un sólo pensamiento profano a su monólogo en la platea: segura, sexy e imponente. Déborah Turza tiene una gran voz y se vuelve la partenaire perfecta tanto para Maureen como para Mark. Germán "Tripa" Tripel hace que uno olvide que el cuerpo se le vuelve un problema cuando hace alarde natural de una voz definitivamente preciosa y sentida, con muchos matices. Martín Repetto se vuelve medido en el rol más antipático, Benny, con momentos en los que pone presencia y buena voz. El resto del elenco, es decir, el coro (me gusta llamarlo así, a la vieja usanza) uno de los mejores castings jamás realizados en un musical. Todos ellos tienen sus momentos de lucimiento y a cada uno se lo puede identificar muy bien. No pasan desapercibidos.

La mano de Valeria Ambrosio, en la dirección, tuvo mucho que ver en esto. Esteta, conocedora artesanal del espacio y de la concepción escénica, convence como la mano maestra del Rent local. Y no podría ser placentero ver a esta puesta si no tuviera una versión en español impecable, en la mano, la cabeza y la pluma de Marcelo Kotliar, quien por fin, supo entender que traducir slang norteamericano es poner en escena lunfardo argentino, ser pícaro a la hora de manipular modismos y adaptar frases que podrían afectar la comprensión básica. Es exacta.
Qué bueno que el joven productor Andy Ovsejevich se empecinó en montarla y arriesgar su dinero, "sólo por amor".

En definitiva, Rent es de esas obras que uno, fan, quisiera que nunca bajen de cartel. Pero Jonathan Larson dice: "No hay más que hoy".


Escenas con Andrés Bagg, Ángel Hernández y Pablo Sultani (izq.); y Florencia Otero (der.)
Fotos: Gentileza .Tiff

2 comentarios:

  1. Sí, se que tu post es bastante viejito, pero supongo que nunca es tarde para comentar.

    Lamentablemente, no tengo mucho que decir, porque creo que vos ya lo dijiste todo. Es el mejor artículo que leí sobre "Rent, La Vida es Hoy" y sí que es difícil pasar a palabras todo lo que a uno le hace sentir esa obra, todo lo que uno vé en ella.

    Saludos de una desconocida que cayó aquí de casualidad (o no tanto).

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  2. Gracias!!! Es una obra que me conmueve cada vez que la veo o escucho.

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