viernes, 13 de junio de 2008

El SEÑOR de INSIDE THE ACTORS STUDIO




Publicada en diciembre de 2000, en el suplemento Tevé, del diario La Nación

ENTREVISTA A JAMES LIPTON

Explorador de estrellas
y maestro de las preguntas



Por Pablo Gorlero


(Enviado especial)

NUEVA YORK.- Un día, el mítico y misterioso The Actors Studio de Nueva York, taller de actores al cual era muy difícil acceder -y del que salieron talentos como Marlon Brando, Paul Newman, Sidney Poitier, Dustin Hoffman, Robert De Niro y Anne Bancroft, entre otros-, decidió dejar de lado el misterio que lo rodeaba y repartir un poco de sus conocimientos sobre actuación. Y la televisión fue una de sus herramientas. Tiene programa de tevé propio y uno de los ratings más altos de la televisión paga.
Fue en 1994 cuando a uno de sus vicepresidentes, James Lipton se le ocurrió hablar con la junta de directores de la universidad de artes The New School para permitirle al Actors Studio abrirse y crear una escuela más accesible para los estudiantes de actuación. Su idea no terminó ahí. Pensó que sería importante hablar con actores reconocidos para que donen un día de sus vidas para contar sus experiencias en un seminario televisado del que participan también los alumnos. Así nació “Dentro del Actors Studio”, el programa más visto de la señal de cable Film&Arts y de Bravo Network, en Estados Unidos.
Ya son 40 millones los hogares de todo el mundo que ven a James Lipton, decano de The New School University, interrogar a personajes como Spike Lee, Stephen Sondheim, Kevin Costner, Harrison Ford, Paul Newman, Julia Roberts y tantos otros, que cuentan sin tapujos todos los pormenores de su relación íntima con la actuación, frente a una audiencia de más de 200 estudiantes de actuación.
En su oficina del Greenwich Village, en Manhattan, Lipton dialogó con La Nación Tevé y, orgulloso frente a las casi 200 tarjetas azules que contienen la “data” de su entrevista a Tom Hanks, sin vedetismos dejó a la luz la misma imagen de maestro bonachón que deja ver en la pantalla.
-¿Realmente el programa tiene la finalidad de un seminario?
-Claro. Al principio era sólo eso. Pero inmediatamente los actores empezaron a responder a mis cartas... Sally Field, Arthur Penn, Dennis Hooper, Alec Baldwin... Pensé que no debíamos dejar que todo eso desaparezca y preservarlo con cámaras de televisión. En la escuela no se podía pagar eso, entonces le dije al mundo que teníamos una serie de programas para televisión.
-¿Fue complicado?
-Sólo llevó una semana. Bravo Network (Film&Arts para América latina) dijo que sí inmediatamente y así tenía que ser porque la escuela comenzaba y con ella el seminario.
-¿Se considera un animador o un actor que conduce?
-Ni uno ni otro. Soy uno de los líderes de la escuela. El programa es una clase.
-Bueno, pero mediáticamente su nombre se hizo popular a través de un show, no de una clase...
-Sé lo que ocurre pero, si ves el programa en cada una de sus temporadas, hasta el séptimo año ves que el formato no ha cambiado porque sigue siendo una clase para los estudiantes. Lo que ves en el escenario es sólo una conversación sobre la técnica del actor. Y eso es todo para los estudiantes. Y la audiencia de la televisión es capaz de ver esa interacción.
-¿No le parece que en algunos casos los actores actúan de sí mismos?
-No. No actuamos ni el huésped actúa, ni yo, ni los estudiantes. Algunas veces, cuando empezamos, el actor está muy nervioso o incómodo. Las manos de Harrison Ford y de Paul Newman temblaban en el comienzo. Harrison no pretendía ser Harrison. Lo que ocurre es que muchos de ellos están nerviosos porque no saben qué es lo que va a pasar. Aquí no hay una preentrevista como en la mayoría de los programas de televisión de Estados Unidos.
-Su arma son las tarjetas azules.
-Esa es mi tarea. En mi casa hago un trabajo de investigación de cada invitado. Entre mi tarea como decano y el programa no tengo mucha vida personal.
-¿Es difícil combinar ambas actividades?
-Es lo mismo.
-En un punto sí, pero en otro no.
-Es exactamente lo mismo porque lo que hago en el escenario y frente a las cámaras no es una entrevista sino una conversación. Antes, nos vemos y sólo nos saludamos.
-¿Los entrevistados confían mucho en usted, será porque lo ven como un maestro de actuación?
-No lo creo. El secreto de este show es que los invitados no saben qué va a pasar. Ni yo tampoco. Al principio están rígigidos, pero cuando se dan cuenta de que estoy preparado y que ni yo ni mis estudiantes vamos a traicionarlos, se relajan. Hasta pueden abrir su intimidad porque se trata de dos personas hablando de algo en común que los apasionan: su técnica artística. No tengo ninguna fórmula secreta.
-¿Sólo los famosos pueden ser entrevistados?
-Yo no soy famoso.
-Pero usted no es el entrevistado.
-Bromeo. Hay algunos muy famosos, otros famosos y otros empezando a serlo. Por el programa han pasado algunos que no son estrellas pero son muy talentosos.
-¿Pero podría ser invitado algún actor que no fuera tan popular?
-El unico criterio que se emplea es que esa persona tenga algo que enseñarle a nuestros estudiantes. Originalmente, cuando comencé llenaba cartas pidiéndole a la gente que venga. Ahora ellos me escriben para venir y si una persona famosa me llama para decir puedo hacer eso yo no le voy a decir que no. Jerry Lewis me llamó y De Niro también.
-En Broadway hay muchos protagonistas talentosos que no son populares. ¿Nunca se le ocurrió que alguno de ellos podría estar en su programa?
-No, porque tengo una lista muy larga como para un año o dos. Tenemos que invitar a nuestros entrevistados con mucha antelación. Seis meses y hasta un año, a veces.
-Pero igual, usted también tiene figuritas difíciles. ¿Por qué nunca tuvo a Jack Nicholson y a Marlon Brando que, además, son del Actors Studio?
-Es verdad, ambos son miembros y quisiera que vengan.
-¿No van porque no los invitan o porque no quieren ir?
-¿¡Cómo no voy a querer que vengan!? Marlon me llama seguido y está 45 minutos dándome explicaciones de por qué no viene. Por ejemplo, me habla de la eterna puja entre los grandes maestros. Me dice: “Lee Strasberg le dijo a todo el mundo que me entrenó y no lo hizo. Fue Stella Adler”. Yo le digo “Stella me entrenó a mí también, ven y hablemos de Stella”. Entonces me pregunta qué sé de los indios americanos y sigue gastando tiempo por teléfono. Por el momento es lo único que hacemos. un tironeo.
-¿Y usted a quién prefiere: a Stella Adler o a Lee Strasberg?
-A mí me entrenó Stella. El Actors Studio hoy contiene a todas las vertientes del sistema de Stanislavski. Los directores y Al Pacino fueron entrenados por Strasberg, Harvey Keitel por Stella y Robert de Niro y Ellen Burstyn por ambos.
-Bucea mucho en el interior de sus entrevistados. ¿Los hace practicar “memoria emotiva” y “El Método”?
-(Se ríe) Algunas veces.
-Alguno de ellos llegó a admitir su alcoholismo...
-Sí, cierto. Jack Lemmon habló con nosotros de eso. Fue uno de los más sorprendentes momentos que tuvimos. Fue completamente honesto. Después invité también a James Caan, Ed Harris y Richard Dreyfuss y hablaron de sus problemas con el alcohol y las drogas. ¿Adivinas por qué? Por los estudiantes. Para que ellos entiendan lo perjudicial de esas cosas. Esta semana tendremos a Melanie Griffith que acaba de salir de su rehabilitación. Ella es muy valiente. Usualmente espero que la persona traiga el tema, yo no lo toco. Si ellos lo traen yo voy ahí.
-Lo curioso es que los entrevistados desnudan su intimidad sin tratarse de un programa de chismes.
-Desnudos totalmente y sin chisme. Es extraordinario. Nunca pregunto sobre divorcios o asuntos amorosos, pero a medida que la noche va progresando, ellos empiezan a cuestionarse cómo se convirtieron en lo que son.
-¿Hay alguien a quien no invitaría nunca?
-A cientos de personas. Porque “apestan”.
-¿Por ejemplo?
-Sólo te lo diría con un revólver al cuello.
-¿No se siente condescendiente con algunos invitados?
-Ocasionalmente me han criticado por eso. Es falso. Una noche de seminario puede durar entre tres y cuatro horas. El programa de Spielberg duró cinco. Elijo esos momentos que ambos admiramos. Por eso es que dicen que solamente admiro. Escojo a la hora de la edición aquellos momentos que son válidos tanto para el invitado como para los estudiantes y para mí. Y, al fin y al cabo, yo no soy un periodista... Si lo fuera hasta tendría otros sentimientos y mataría a algunos entrevistados. Pero yo tengo 239 estudiantes ahí. Por qué voy a golpear a esta persona y terminar con todo. Ellos se critican a sí mismos también. El día que les tienda una emboscada, será el final del programa.
-¿Y usted se imagina al programa con otro conductor?
-Espero que Dios me de salud y no lo permita.
-¿Algunos de sus entrevistados son amigos suyos?
-Sí.
-¿Eso no lo condiciona?
-No. Por el contrario. Son amigos míos Arthur Penn, Faye Dunaway, Sidney Lumet...
-¿No admite que los actores tienen un ego enorme?
-No, son increíblemente humildes y nada egoístas.
-¿Y por qué cuando llegan a la fama algunos cambian?
-(Se dirige a una de sus mejores alumnas de tercer año, la puertorriqueña Mónica Pérez Brandes) Cuando Mónica descubra el momento en que el actor sale fuera de aquí, de su capullo, descubrirá que somos carne en un mercado de depredadores. Eso provoca algo en ellos. Les crea una protección. Es lo que un actor hace y lo que un actor es. Profesionalmente, eso hace que ellos creen una barrera que el mundo le llama ego. Si los actores no fueran tratados como dioses o demonios, como productos, todo sería distinto. Pero por qué vas a convertirte en famoso en esta crueldad. Por ego no. Porque tienes que mandar a tus niños al colegio. El mundo presiona a los actores a comportarse de cierta manera. Y cuando vienen al programa no tienen que protegerse de ese mundo porque eso es sólo mierda.
-¿Cuánto de talento, cuánto de trabajo y cuánto de suerte?
- Justo alguien te ve en la calle y sos el tipo perfecto para una película: suerte. Stanislavski dijo que no se puede enseñar el talento. Los estudiantes lo traen y nosotros tratamos de liberarlo. Y la técnica le va a ayudar a usar ese talento. Es todo.
-¿Me deja robarle las preguntas que, a su vez, usted le toma prestadas al final de su programa al “Bouillon de culture” de TV5?
-Nunca le responderé esas preguntas a nadie que no sea Bernard Pivot, su conductor. Ya me invitó a que esté en su programa en Francia.
-¿Y por qué no fue todavía?
-Porque tengo que trabajar. Pero en algún momento voy a ir.
-¿Cuántas tarjetas azules tendría su reportaje?
-Cero. No tendría ninguna porque ya me conozco. En “Saturday Night Live” hay un comediante que hace de mí e imitan a mi programa. En cada emisión tienen una pila más grande de tarjetas azules.
-¿Le molesta?
-Hace unas dos semanas estuvo en nuestro programa Mike Myers. Es uno de los comediantes originales de aquél ciclo. Después de la grabación fuimos a comer y hablamos de la imitación. Y mientras cenábamos, escribimos un sketch en el que, al final, nos tirábamos las tarjetas uno al otro. Me divierte.
-¿Alguna vez pensó que alguna emisión salió mal?
-Nunca. Porque después de tantas horas de trabajo, nunca sentí que los estudiantes no hayan aprendido algo. Esto comienza y termina como en un salón de clase.

PERFIL DE JAMES LIPTON

· Es uno de los vicepresidentes de The Actors Studio.
· Es decano de The New School University.
· “Dentro del Actors Studio” comenzó en abril de 1994 con una entrevista a Alec Baldwin. Le siguieron Paul Newman y Stephen Sondheim.
· Recibió dos nominaciones y un premio ACE y tres nominaciones a los Emmy.
· Además de animador es el productor ejecutivo del programa.
· Es actor, director y dramaturgo y nunca tuvo que audicionar para entrar al A.S. Lo convocaron.




Escuela mítica:
El Actors Studio es un taller de actores, directores y dramaturgos fundado en 1947 por Elia Kazan, Cheryl Crawford y Robert Lewis. Desde 1949 hasta 1982 estuvo dirigido por Lee Strasberg, el creador del famoso Método, basado en las técnicas de Konstantín Stanislavski. Hoy tiene su carrera en The New School University.




Para ver información sobre su libro: http://www.bravotv.com/Inside_the_Actors_Studio/Inside_Inside/index.shtml

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